Cuidad de México | 27 de octubre de 2022.| Redacción.-
“No hay arte en un planeta muerto”. Así de directo es el tuit que publicó Peter Kalmus (científico colaborador de la NASA) para compartir el video de activistas arrojando puré de papa a una pintura de la serie Les Meules (Los almiares) de Claude Monet. Una de las muchas protestas que han causado un buen de ruido, no tanto por la razón de la manifestación, sino porque pues… están aventado sopa a obras importantísimas.
Seguro ustedes ya toparon estas protestas. La primera fue apenas el 14 de octubre, cuando dos chavas (Phoebe y Anna) arrojaron sopa a Los Girasoles de Van Gogh.
Luego pasó lo del puré de papa contra Les Meules en Alemania. Después, el 24 de octubre, un pastelazo a la cara de cera del rey Carlos III en el museo Madame Tussauds de Londres.
Y ahora, este jueves 27 de octubre, arrojaron salsa y pegamento al cuadro “La Joven de la Perla”, del pintor Johannes Vermeer. Por lo cual detuvieron a tres personas en el Museo Mauritshuis, en Países Bajos.
Pero para no quedarnos sólo en la rebambaramba de la discusión en redes, por acá les contamos de dónde salieron y por qué protestan.
🇳🇱 | Activistas climáticos atacan a “La joven de la perla”, de Veermer. Al menos 3 detenidos señala la policía holandesa.
pic.twitter.com/RqQy4glOmY— Alerta News 24 (@AlertaNews24) October 27, 2022
Las protestas con sopa y las obras de arte
El meollo de estas protestas está en la crisis climática que se nos viene encima a todas las personas, animales y especies que habitamos este precioso planeta.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha estado alertando sobre lo que puede sucedernos, si las grandes industrias y naciones no se dan un respiro, se sientan a conversar y deveras asumen un compromiso para evitar cruzar el umbral del calentamiento global.
Producido precisamente por nuestras actividades y consumo industriales. Peeeeero, parece que a estas alertas nadie las escucha. Ni los países hegemónicos ni las grandes industrias.
Y tal vez todo se queda en una angustia colectiva que tampoco nos lleva a mucho. Justo por eso es que han aparecido un par de grupos activistas contra los efectos del cambio climático producido por el hombre —y que últimamente han estado movidos contra la explotación y uso del petróleo.
Una manera que han encontrado para ser escuchados ha sido arrojar cosas (alimentos, pues) a obras de arte como Los Girasoles de Van Gogh, Les Meules de Monet, la cara de cera del rey Carlos III o detener el tránsito en Abbey Road, simulando la legendaria portada de los Beatles.
¿Quiénes son?
Hemos visto en Twitter los rostros de chavas, jóvenes o banda un poco mayor en estas protestas que involucran lanzar alimentos a las obras de arte.
Un primer grupo activista ambientalista es Just Stop Oil, que en Reino Unido ha sido identificado como una organización de resistencia civil contra la producción y las nuevas licencias que Reino Unido acreditó para la explotación de combustibles fósiles.
La verdad es que no tiene mucho desde que apareció, el 14 de febrero de este 2022 y que inició sus protestas en abril del mismo año.
Just Stop Oil ha sido el responsable de la sopa en Los Girasoles de Van Gogh, el pastelazo a las figuras de cera del rey Carlos III y la reina Camila —que pues estas figuras no son consideradas obras de arte—, la beatleprotesta en Abbey Road o los bloqueos a 10 instalaciones petroleras de Reino Unido.
No son los únicos. Just Stop Oil ha pedido a otras organizaciones que se unan a las protestas.
Y el llamado lo tomó Letzte Generation (Última Generación), un grupo activista-ambientalista alemán, responsable de arrojar puré de papa contra una obra —protegida— de Monet.
Peeeero, se ha escuchado más de la validación de las protestas
En el caso de Just Stop Oil, el grupo de activistas decidió protestar de manera un poco más escandalosa que los bloqueos a petroleras.
Y se fue por los grandes reflectores: la protesta en la edición 75 de los BAFTA —los Oscar, pero en Reino Unido—, las interrupciones en partidos de fut y las obras de arte.
Sin embargo, estas protestas han generado críticas. Hay quienes señalan: “¿Por qué se meten con el arte?”. ¿Por qué no hacen otra cosa en vez de irse contra un patrimonio mundial y cultural (que por cierto, está protegido y que tras las intervenciones no ha tenido daños)?
La respuesta está en que tal vez obtienen más atención de esta manera. Aunque la conversación medio se desvía justo en cómo son las protestas, en vez del por qué.
El mismo Peter Kalmus ha pedido que las protestas mediante las obras de arte no se desvié:
“No odien a los activistas climáticos, odien a los ejecutivos de combustibles fósiles y a los políticos, a los que han sobornado para evitar una acción climática significativa.
Los primeros te sorprenden al interactuar con el arte, los segundos destruyen irreversiblemente la habitabilidad de la Tierra para su propio beneficio. Esto no debería ser difícil”.
El escritor y ambientalista Jorge Monbiot dejó otra reflexión en un texto publicado en The Guardian: “¿Cuáles son los medios democráticos para impugnar la decisión del gobierno de otorgar más de 100 nuevas licencias para perforar petróleo y gas en el Mar del Norte?”.
Pregunta que lanzó para intentar ubicarnos en un problema donde los/las activistas tienen que moverse en un Reino Unido un poco cada vez más prohibicionista de estas protestas. ¿Ustedes qué opinan?
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